La llegada de el 'Bolillo' Gómez, como casi todas las cosas que suceden en este país, ha provocado un aluvión de reacciones divididas y polémicas sobre un tema tan coyuntural e importante como el futuro de nuestra querida selección ecuatoriana de fútbol. La verdad absoluta no existe desde el concepto y lo abstracto y únicamente los acontecimientos futuros darán y quitarán la razón a quienes se han atrevido a vaticinar el prematuro fracaso o éxito de la selección.
Ahora bien, más allá de los innumerables argumentos y del fervoroso impulso por la verdad de todos los que con matices se han posicionado en cualquiera de los dos bandos que existen ahora en el fútbol ecuatoriano (los 'Pro-Bolillo' y los 'Anti-Bolillo'), debe existir un lazo en común que impulse al objetivo común que todos los ecuatorianos tienen: clasificar al Mundial de Qatar 2022.
El punto de inflexión en este nuevo ciclo de la selección ecuatoriana de fútbol debe ser la unión, y aunque esta columna de opinión pueda ser confundida como una rama propagandística de la nueva campaña marketinera de la FEF, es innegable que lo único que puede tapar en estos momentos las carencias de nuestro fútbol ecuatoriano es justamente el vínculo y el sentido de pertenencia que el pueblo 'tricolor' debe recuperar en este nuevo ciclo de cuatro años.
La espiral de la negatividad y el escepticismo puede ser un obstáculo condicionante que afecte de mala manera a nuestro fútbol y a nuestra sociedad que bien o mal se refleja en el equipo nacional. Aunque particularmente la elección del 'Bolillo' Gómez no era la más adecuada para el momento de desarrollo que necesita nuestro fútbol para pelear a la par con el sistema, estructura e idea de las selecciones europeas, y del fútbol moderno en general; resultaría un tanto injusto ahora empezar a defenestrar un ciclo que todavía no ha empezado.
Desde ahora en adelante, la unión y la fuerza debe ser el pilar con el que todos los ecuatorianos deben transmitir al nuevo seleccionador que ayer descubrió en carne propia la sospecha maleante de gran parte del pueblo nacional, algo que el mismo 'Bolillo' se encargó de admitir que le "asustaba".
Al final serán los acontecimientos y los propios resultados que se encargarán de aprobar el éxito o el fracaso que tenga la era 2.0 del 'Bolillo' Gómez en Ecuador, por ahora queda dejar que el nuevo entrenador realice tranquilo su trabajo y que la pelota comience a hablar para a partir de ahí verter críticas o halagos razonables.
Por eso ahora todos somos el 'Bolillo' y deseamos que por el bien de nuestro fútbol su segundo ciclo en el país sea como el primero: un rotundo éxito de unión y esperanza.
La unión de los ecuatorianos debe ser el pilar para clasificar a Qatar 2022
Jueves, 02 Agosto 2018 18:11